Un nuevo estudio en la Universidad de Washington proporciona evidencia sólida de que ciertos medicamentos populares pueden aumentar el riesgo de demencia en los adultos mayores. Los fármacos comparten algunos mecanismos comunes dentro de las áreas clave del cerebro, pero se utilizan principalmente como ingredientes de venta libre para el sueño, la tos, el resfriado y medicina para la alergia, así como para el tratamiento de la vejiga hiperactiva y la depresión.
Medicamentos y demencia
El fármaco más comúnmente utilizado relacionado con la demencia es la difenhidramina, que se utiliza en muchos productos populares como Benadryl, Nytol Sominex, Theraflu, Triaminic Allergy, etc. También está implicada en fármacos que contienen clorfeniramina (Aller-Chlor); oxibutinina (Ditropan) y tolterodina (Detrol) para la vejiga hiperactiva; y antidepresivos tricíclicos, como doxepina o amitriptilina.
Datos de fondo
La acetilcolina es un químico cerebral crítico involucrado en la transmisión del impulso nervioso y es especialmente importante para una buena memoria y la función cognitiva. Por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer se asocia con una reducción severa en los niveles de acetilcolina debido a la reducción de la actividad de la enzima que fabrica acetilcolina (acetiltransferasa de colina).
Dada la relación entre los bajos niveles de acetilcolina y la mala función cerebral, incluida la demencia, estudios previos han relacionado determinados fármacos con la reducción de la actividad acetilcolina, así como el deterioro cognitivo leve. Estos medicamentos incluyen los mencionados anteriormente.
Aunque se cree que la interrupción de los fármacos revierte el déficit mental, hay pruebas de que los fármacos anticolinérgicos pueden producir cambios permanentes que llevan a la demencia irreversible.
Se sabe que estos medicamentos causan somnolencia o confusión a corto plazo, que se incluye en la información de prescripción, pero los efectos a largo plazo que estos medicamentos tienen en la función mental generalmente no son conocidos por los médicos o las personas que los toman.
Otros fármacos, como los sedantes hipnóticos (píldoras para dormir) y los antihistamínicos, también se han relacionado con un mayor riesgo de demencia. Todos estos medicamentos, tanto recetados como de venta libre, son usados a un ritmo alarmante por la población de edad avanzada, lo que los pone en un riesgo significativo de demencia.
Nuevos datos
Para evaluar si el uso acumulativo de anticolinérgicos se asocia con un mayor riesgo de demencia incidente, los investigadores examinaron los registros médicos de 3,434 participantes de 65 años o más sin demencia al inicio del estudio. El reclutamiento inicial se produjo de 1994 a 1996 y de 2000 a 2003, y los datos al 30 de septiembre de 2012 también se incluyeron en estos análisis.
La exposición a los fármacos anticolinérgicos se determinó a partir de registros farmacéuticos computarizados. La exposición acumulada se actualizó a medida que los participantes fueron objeto de seguimiento durante un período de 10 años. Alrededor del 20% de la población estaba usando medicamentos anticolinérgicos.
Durante el período de evaluación, 797 participantes (23.2%) desarrollaron demencia, de los cuales 637 (80%) desarrollaron la enfermedad de Alzheimer. Se observó una relación dosis-respuesta acumulativa de 10 años para la demencia y el Alzheimer. En otras palabras, cuanto mayor sea el uso acumulativo anticolinérgico, mayor será el riesgo de demencia. El umbral de riesgo más alto fue tomar la dosis efectiva diaria mínima de uno de los agentes anticolinérgicos todos los días durante 3 años.
Incluso en dosis bajas o niveles recomendados, se debe evitar el uso crónico de estos medicamentos.
En base a estos resultados, los autores del estudio proponen esfuerzos para aumentar la conciencia entre los profesionales de la salud y los adultos mayores sobre el riesgo del uso de estos medicamentos con el tiempo.
Conclusión final
Los resultados de este estudio destacan la importancia de evitar el uso a largo plazo de tales medicamentos, incluyendo difenhidramina y pastillas para dormir de venta libre. Lo que esta investigación establece además es que el cerebro humano puede verse afectado negativamente por agentes farmacológicos menores, destacando la importancia de utilizar enfoques naturales que no sólo aborden la cuestión clave (por ejemplo, insomnio, alergias, etc.) sino que también tengan un efecto positivo en la función cerebral. Por ejemplo, el compuesto natural modificado enzimáticamente isoquercitrina (EMIQ) ha demostrado efectos antialérgicos significativos y también se ha demostrado que bloquea la formación de beta-amiloide, una proteína que está ligada a causar daño cerebral en la enfermedad de Alzheimer.