Hasta hace poco se nos había dicho que evitáramos la grasa y el colesterol para salvar nuestros corazones – según los expertos, al comer demasiado de ello tendríamos riesgo de tener un ataque al corazón, un accidente cerebrovascular y una muerte temprana. Pero en lugar de mejorar nuestra salud, ¿podría el dogma «la grasa es mala» de los años 90 y principios de los 2000 tener parte de culpa en el repunte de la depresión y el suicidio?
Este es un convincente y nuevo meta-análisis del Journal of Psychiatry & Neuroscience que nos hace pensar en ello. En el análisis se encontró que los niveles bajos de colesterol en la sangre, posiblemente causado por grasa inadecuada en la dieta, se asociaban con un mayor riesgo de estar profundamente deprimido o tener tendencias suicidas. De hecho, las personas con los niveles más bajos de colesterol tenían un enorme 112% más de riesgo de pensamientos suicidas.
¿Pero por qué? Una teoría: Debido a que el cerebro es 60% de grasa y el 25% del colesterol de tu cuerpo se encuentra allí, el cerebro no puede funcionar de manera óptima sin un nivel suficiente de estos nutrientes. De hecho, algunos estudios individuales demuestran que el colesterol muy bajo deteriora la capacidad de sintetizar y transportar de manera eficaz neurotransmisores como la serotonina relacionada con el estado ánimo-impulso.
Lo sentimos, pero esto no significa que tengamos que comenzar a comer hamburguesas, patatas fritas y snacks dulces en el nombre de la felicidad. En su lugar, hay que centrarse en las grasas adecuadas en cantidades razonables que podrían ofrecer beneficio en nuestra salud mental. «La grasa debería ser alrededor del 25 al 35% de tus calorías totales – De 55 a 78 g en una dieta de 2.000 calorías al día«, dice Frances Largeman-Roth, nutricionista y autora de Eating in Color, quien no está relacionada con el estudio.
¿Qué grasas son las mejores? «Los omega-3 están altamente concentrados en el cerebro y se asocian con un aumento de los niveles de HDL (colesterol bueno)«, dice Largeman-Roth. «Además, la deficiencia de ácidos grasos omega-3 en los adultos se ha relacionado con cambios de humor y depresión«. Algunas buenas fuentes de omega-3 son los pescados grasos como el atún blanco, salmón, arenque, sardinas y bacalao; carnes alimentadas por pasto y productos lácteos; huevos de granja; y semillas de chía, lino y cáñamo.
Los alimentos ricos en grasas monoinsaturadas como el aguacate, almendras y aceite de oliva también son prometedores y han sido vinculados con un aumento de los niveles de HDL, así como una mejora de la función cognitiva. Las grasas saturadas y grasas trans, por el contrario, se han asociado con un aumento del riesgo de depresión.
Sin embargo, comer más grasas de alta calidad no es la clave de la felicidad para todo el mundo, según los expertos. Un colesterol muy bajo – así como también depresión – podría ser debido a una serie de factores, tales como una enfermedad subyacente, otra deficiencia de nutrientes, ciertos medicamentos, o una resistencia genética al colesterol de la dieta. Por lo que tu caso en particular no necesariamente puede ser curado con cambios en la dieta por sí solos.
En pocas palabras: Si te sientes deprimido, no rehuyas de las fuentes saludables de grasa -pero también asegúrate de trabajar con tu médico para ver si puede haber problemas subyacentes en juego.