Si usted es padre, probablemente sabrá el alivio que supone al observar como sus pequeños se toman un descanso de correr y jugar en favor de sentarse a leer, escribir, o colorear. Si bien estas actividades relajantes dan tranquilidad a los padres, estos momentos aparentemente inocuos en realidad pueden dañar a los niños a largo plazo.
El daño no tiene nada que ver con los lápices de colores o los libros ilustrados, tiene que ver con la forma en que sus hijos están sentados.
Si usted dejar de mirar la pantalla de su equipo en este momento, es posible que encuentre a sus hijos sentados, con sus piernas en una posición en forma de W. Esta postura les encanta a los más pequeños debido a la comodidad y la estabilidad que tienen al hacerla.
Dejar sobresalir sus piernas hacia los lados hace que tengan algo de apoyo lateral durantes sus sesiones de colorear.
Desafortunadamente, sentarse como este niño puede pasar factura al cabo de unos años. Los efectos secundarios a largo plazo pueden incluir defectos ortopédicos, problemas de desarrollo, y problemas de control postural.
La postura de un niño al estar sentado se parece a la letra W. Al apartar sus piernas en realidad obstaculiza su capacidad de sentarse con la espalda recta, lo cual puede debilitar los músculos posteriores con el tiempo.
En su lugar, esto es lo que sucede cuando los pequeños meten sus piernas bajo su trasero. Mientras todavía pueden jugar con sus juguetes, la posición ayuda a estabilizar y apoyar las regiones lumbares de la espalda.
Otra buena alternativa es esta:
Sentarse con las piernas cruzadas es cómodo y en conjunto mucho más amigable para su desarrollo.
Aunque los niños pueden sentirse más cómodos sentados en la posición W, ellos se lo agradecerán un día cuando crezcan con salud en sus articulaciones y con una columna vertebral estable. Es increíble cómo una solución tan simple puede ahorrar a los niños dolores o problemas posteriores.