El estrés mata, y esto es algo que conocemos desde hace décadas. Excepto que antes, tuvimos el lujo de hablar sobre el estrés en términos figurativos. Pero en estos últimos años, con nuestro cerebro trabajando constantemente en sobrecarga, lo decimos de todas las maneras posibles. El estrés realmente mata, chicos.
Por lo tanto, es imperativo que aprendamos a entrenar a nuestro cerebro para que deje de estar sobrecargado en un abrir y cerrar de ojos. Pero no antes de que averigüemos exactamente qué tiene que ver nuestro cerebro con el estrés.
Entonces, ¿Cuál es el problema con el estrés?
Estudio tras estudio han demostrado que la exposición a largo plazo al estrés psicológico crónico desencadena brotes constantes de actividad inflamatoria, que esencialmente libera sustancias químicas. Esto puede sonar bastante inofensivo: después de todo, ¿no es eso de lo que trata la naturaleza? ¿De una serie de reacciones químicas?
No, esto es diferente. Debido a que estos productos químicos en realidad producen una horda completa de células que atacan a su sistema.
Esa es la cuestión del estrés. La mitad de las veces, realmente no hay problema, es solo que su mente le hace trabajar en múltiples situaciones hipotéticas. Y cuando lo único que le estresa es su mente, su cuerpo entra en modo de «lucha» como si fuera una cuestión seria de supervivencia. En realidad, no hay un invasor para luchar, y solo se termina lastimándose a sí mismo.
Esto parece que es de sentido común, pero ¿por qué es más fácil decirlo que lidiar con el estrés?
La naturaleza nos ha diseñado para pensar demasiado
Nuestro cerebro está diseñado de tal manera que literalmente va a buscar malas noticias. A continuación, almacena estas noticias en nuestra memoria a largo plazo. Los científicos explican que a lo largo de nuestros años de evolución, nuestros cerebros fueron diseñados para centrarse en la supervivencia y promover la longevidad de la raza humana. Así que, naturalmente, identificar posibles signos de riesgos y peligros y recordarlos se convirtió en una parte integral de esta estrategia de supervivencia.
Por lo tanto, a lo largo de los años, el cerebro humano ha evolucionado naturalmente para concentrarse en lo negativo. Esto automáticamente nos lleva a ignorar las otras cien cosas que nos dan felicidad, y en cambio nos enfocamos en las cosas que nos entristecen.
Para empeorar las cosas, las emociones negativas generalmente requieren mucha más reflexión. Terminamos pasando horas rumiando con estas emociones hasta que se exageran de forma descomunal. Esta versión sobreanalizada se almacena en nuestro cerebro cuando en realidad el problema es probablemente minúsculo.
Así que sí, básicamente todos somos sobrepensadores de nacimiento. Y teniendo tanto en nuestras manos gracias a equilibrar nuestros compromisos, fomentar relaciones personales sanas y planificar para el futuro, el estrés se ha convertido en algo natural.
La única manera de evitar que el estrés se apodere de nuestra felicidad es simplemente entrenar a su cerebro para que responda de manera diferente. Déle a estas técnicas una oportunidad y vea adónde lo llevan.
3 maneras de entrenar su cerebro para dejar de preocuparse
1. Escriba sus preocupaciones
Los investigadores de la Universidad de Chicago descubrieron que los examinandos ansiosos que se tomaron el tiempo para escribir sus sentimientos de preocupación antes de una prueba la desempeñaron mucho mejor en comparación con sus compañeros que no lo hicieron.
Los científicos sugieren que escribir sus sentimientos pone énfasis en el peor escenario posible que le está causando ataques de ansiedad. También ayuda a despejar la mente y situa el problema de tal manera que se empieza a ver una solución clara. Ya sea que se trate de alguien que le esté causando dolor, o que esté preocupado por una tarea en el trabajo, dejar sus problemas sobre el papel siempre le ayudará a limpiar la niebla en su cerebro y le impedirá que lo siga analizando en exceso.
2. Dedique tiempo para la meditación
El mundo no puede dejar de cantar alabanzas a la meditación y a su amplia gama de propiedades curativas. Los estudios han señalado que la práctica regular de cerrar los ojos mientras se concentra en la respiración controlada y la postura correcta ayuda a promover la estabilidad mental e impulsa la función cognitiva.
Como todas las demás formas de arte, la meditación requiere práctica. No puede esperar que funcione si va a hacerlo sólo cuando está estresado. Más bien, haga de meditar un hábito diario durante al menos 5 minutos y luego extienda gradualmente la duración dependiendo de su nivel de comodidad. Con el tiempo, usted se sentirá más centrado, positivo y con la mente más despejada.
3. Consiga que su corazón bombee
Si usted piensa que los beneficios del ejercicio sólo se limitan a nuestro bienestar físico, está muy equivocado. El ejercicio es una terapia excelente también para su mente.
Hay una muy buena razón por la cual a los pacientes deprimidos se les aconseja a menudo que se inscriban en clases de aeróbica. Participar en una actividad física regular hace dos cosas para usted. La primera, reduce sus niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas que hacen que se estrese aún más. En segundo lugar, desencadena la liberación de endorfinas o lo que llamamos «hormonas de la felicidad». Estos son químicos en su cerebro que combaten el dolor y mejoran su estado de ánimo.
Si usted no está acostumbrado a hacer ejercicio, puede parecer bastante desafiante al principio. Sepa, sin embargo, que el mantenerse con ello hará que sus músculos se acostumbren a la actividad física y que será más fácil con el tiempo. También le ayudará a recuperar el control de su mente y su vida. Esta sensación de control, a su vez, aumentará su autoestima y evitará que su cerebro se estrese innecesariamente.